De las mujeres que experimentan el embarazo y el parto en sus vidas, la mayoría sufrirá algún tipo de trauma en el perineo. Los desgarros o laceraciones perineales pueden variar desde un pequeño desgarramiento superficial hasta laceraciones profundas que afectan a los músculos del suelo pélvico. La prevalencia de desgarros perineales oscila entre el 60% y el 80% en mujeres que tienen su primer parto vaginal.
Los desgarros perineales ocurren por muchas razones: falta de elasticidad en los músculos perineales, estiramiento excesivo del perineo sin ablandar adecuadamente los músculos, mal manejo del parto normal y más.
Grados de desgarros perineales
Los desgarros perineales se dividen en cuatro clasificaciones asociadas con diferentes niveles de malestar o complicaciones. En la mayoría de los casos, las laceraciones perineales son moderadas y no están asociadas con complicaciones de salud graves.
Desgarros perineales moderados
Un estudio estadounidense encontró que los desgarros perineales de primer y segundo grado son las complicaciones más comunes en los partos vaginales en los Estados Unidos.
Desgarros perineales de primer grado
Los desgarramientos perineales de primer grado implican el desgarro de la superficie del revestimiento de la piel durante el parto. Se altera el revestimiento vaginal, pero no se daña ningún músculo. La curación de un desgarro perineal de primer grado es sencilla. No hay necesidad de puntos debido al daño mínimo a la vagina y generalmente se cura de forma natural unos días después del parto. Una mujer con una laceración de primer grado puede sentir una ligera molestia al estornudar o al defecar hasta que se complete la curación.
Desgarros perineales de segundo grado
Los desgarros perineales de segundo grado se asocian con daño al revestimiento vaginal además de las estructuras de tejido profundo, como los tejidos submucosos de la vagina. El desgarro perineal de segundo grado generalmente requiere puntos de sutura después de un parto vaginal. El proceso de recuperación puede tardar algunas semanas e incluye molestias al orinar, defecar y estornudar.
Desgarros perineales severos
Los desgarros perineales de tercer y cuarto grado se consideran graves. Según el Real Colegio de Obstetras y Ginecólogos del Reino Unido, este nivel de desgarro ocurre en aproximadamente 3 de cada 100 mujeres que dan a luz a un bebé por vía vaginal. La prevalencia es tres veces más común con un primer parto vaginal (ocurre en 6 de cada 100 mujeres en comparación con 2 de cada 100 mujeres que ya han tenido un parto vaginal). Los datos muestran que entre el 60% y el 80% de los casos son asintomáticos un año después del parto.
Desgarros perineales de tercer grado
Los desgarros perineales de tercer grado son profundos y pueden dañar el esfínter anal de la mujer. Los puntos y la anestesia local son parte del tratamiento. El proceso de recuperación de los desgarros perineales de tercer grado lleva más tiempo y el dolor persiste durante semanas o meses después del parto. Persiste un período prolongado de malestar durante las relaciones sexuales, al defecar y al sentarse.
Desgarros perineales de cuarto grado
Los desgarramientos perineales de cuarto grado son el tipo de lesión perineal más importante. Comienza desde el esfínter anal y se extiende hasta el recto o el revestimiento del canal anal. La recuperación puede tardar algunos meses. Una mujer con desgarros perineales de cuarto grado puede sufrir de incontinencia fecal, urgencia fecal, dolor durante las relaciones sexuales, dolor perineal crónico y formación de fístulas.
Reducir las posibilidades de desgarros perineales durante el parto.
Al igual que el resto del parto, el tipo de desgarro perineal que puede sufrir es prácticamente impredecible. Pero hay algunas cosas que puedes hacer para intentar prevenir el desgarro durante el parto o para reducir su gravedad. El estiramiento perineal puede ayudar:
Masaje perineal en las semanas previas al parto
Varias técnicas pueden ayudar a prevenir los desgarros perineales, pero numerosos estudios de investigación han informado que el masaje perineal es la prevención más eficaz, especialmente para los desgarros de tercer y cuarto grado. El masaje perineal se puede realizar una o dos veces al día y se debe iniciar a partir de la semana 35 de embarazo. También se sugiere hacer un masaje perineal para reducir las posibilidades de dolor posparto .
Leer: La guía definitiva para el masaje perineal.
Toallas mojadas y calientes durante el parto.
La otra técnica eficaz para prevenir los desgarros perineales es el uso de una toalla húmeda y tibia durante el parto para relajar los músculos perineales. La toalla debe frotarse suavemente y colocarse también sobre el revestimiento perineal para suavizar la piel, aumentando su flexibilidad para que se estire más fácilmente.
Masaje perineal durante el parto.
En sus últimas directrices de 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS) apoya la realización de un masaje perineal durante el trabajo de parto para reducir las posibilidades de desgarro. Durante el trabajo de parto, la partera suele realizar el masaje perineal insertando dos dedos en la vagina, presionando hacia abajo hacia el recto y moviendo los dedos de lado a lado al mismo tiempo. Utilizará un aceite de masaje perineal (como aceite de almendras) mientras lo realiza.
Lee más sobre el masaje perineal durante el parto
Teniendo en cuenta la prevalencia de los desgarros perineales, las nefastas consecuencias de los desgarros graves y la facilidad con la que el masaje puede marcar la diferencia, vale la pena informarse sobre esta técnica sencilla, comprobada y tradicional.